divendres, 23 de maig del 2014

¿PUEDE LA LEY CONVERTIRSE EN UNA JAULA PARA TWITTER?


Algunos hechos permiten ver que la libertad ilimitada de expresión puede ser en realidad perjudicial para la libertad general de los individuos. Dos cuestiones han llamado recientemente la atención de la opinión pública española sobre Twitter.
La primera fueron los comentarios jocosos y ofensivos vertidos a la red por gente evidentemente insensible a raíz del asesinato de una política leonesa. Aplauden el crimen porque ─sostienen─ todos los políticos son corruptos. Estoy convencido de que la justificación de la muerte violenta de los políticos y el aliento de cualquier tipo de violencia en su contra no pueden ser aceptados por personas civilizadas.
En el segundo caso, se publicaron miles de tuits contra los judíos cuando el Maccabi de Tel Aviv derrotó al Real Madrid en la final de la Liga de Campeones de Baloncesto. Los tuits contenían insultos de algunos idiotas y fueron retuiteados por otros imbéciles, por lo que se expandieron exponencialmente por la red.
Por desgracia, todos los días podríamos encontrar miles de casos similares en las redes sociales. Se difama a hombres y mujeres por igual, especialmente si tienen alguna relevancia pública. Sólo por ser homosexuales o ancianos, estrellas del pop, futbolistas, de color negro, amarillo, blanco o rojo; sólo por ser diferentes de quien emite el mensaje. Miles de tuits expanden a diario mezclas de mentiras y medias verdades por todo el mundo. Entonces, ¿por qué estas dos circunstancias concretas han generado debate?
En el asesinato de la presidenta de la Diputación provincial de León, la clase política reaccionó corporativamente para protegerse y acaso frenar su pérdida de prestigio. No pueden permitir (y cualquier ser razonable estaría de acuerdo con ello) que la gente empiece a utilizar la violencia, verbal o física, para expresar su frustración.
En la campaña contra los judíos, el problema es demasiado sensible para ser tolerado en absoluto. ‘La solución final de la cuestión judía’ que los nazis desarrollaron y que dio origen al holocausto es algo que nunca debe ser olvidado. No se puede permitir que personas sin ningún tipo de memoria histórica ni escrúpulos morales se mofen impunemente de ello. Se entiende que muchas organizaciones judías protestaran y denunciaran ante el juez a los responsables de los tuits.

En mi opinión, es necesario dotarnos de algún tipo de regulación legal para evitar en lo posible casos similares ─o para poder perseguirlos judicialmente cuando ocurran─ porque la vida social necesita leyes y normas para ser viable; y no cabe duda de que las redes sociales forman parte de la vida social. La libertad de palabra y de expresión necesita garantías para poder ejercerse racionalmente en una sociedad libre e igualitaria. ¿Puede realmente una regulación prudente y bien ponderada convertirse en una cárcel para el pájaro que simboliza a Twitter?